B.A. Paramadvaiti Swami


Ecología Y Meditación – Cuerpo Mente y Alma En Armonía Con La Naturaleza

Recomendaciones Para Vivir En Un Mundo Mejor

El siguiente texto son los significados de A.C. Bhaktivedantha Swami Prabhupada tomados del Srimad Bhagavatam, Primer Canto, titulado "La Partida del Señor hacia Dwaraka," textos cuarto y quinto.

TEXTO CUARTO

El principio básico del desarrollo económico se centra en la tierra y las vacas. Los artículos de primera necesidad son los cereales, las frutas, la leche, los minerales, la ropa, madera, etc. Uno requiere de estos elementos para satisfacer las necesidades básicas del cuerpo. Es indudable que se puede prescindir de la carne y el pescado, de las herramientas y maquinarias de hierro. Durante el régimen del rey Yudhisthira, en el mundo entero llovía en forma regulada. La lluvia no está bajo el control del ser humano, sino que Indradeva, el rey del cielo, es quien las controla; y él a su vez, es un sirviente del Señor. Cuando el rey y sus súbditos obedecen al Señor, del cielo caen lluvias reguladas, que son la causa de variedades de productos. Estas lluvias no sólo contribuyen en la producción de granos y frutas, sino que, además, cuando se combinan con las influencias astronómicas, producen piedras preciosas y perlas en abundancia. Los cereales y vegetales pueden alimentar suntuosamente al hombre y a los animales, y una vaca robusta produce suficiente leche como para proveer al hombre de un buen caudal de vigor y vitalidad. Si hay leche, cereales, frutas, algodón, seda y joyas suficientes, entonces, ¿qué necesidad habrá de cines, casas de prostitución, mataderos, etc.? ¿Qué necesidad habrá de una lujosa y artificial vida de automóviles, radio, carne y hoteles? ¿Han producido con esto algo más que riñas individuales y nacionales? ¿Ha contribuido esta civilización en la causa de la igualdad y la fraternidad, al enviar a miles de hombres a una fábrica infernal, o a los campos de guerra, por el capricho de un solo hombre en particular? Aquí se dice que las vacas solían humedecer con leche los pastizales, porque sus ubres estaban cargadas y los animales eran felices. De modo que, ¿no merecen ellas una protección adecuada para una vida dichosa, en virtud de lo cual han de ser alimentadas en el campo con suficiente cantidad de pasto? ¿Por qué habrían los hombres de matar a las vacas por sus propósitos egoístas? ¿Por qué no habría de estar satisfecho el hombre con cereales, frutas, y leche, que, combinados, pueden producir cientos y miles de sabrosos platos? ¿Por qué hay mataderos en todo el mundo donde matan inocentes animales? Maharaja Pariksit, nieto de Yudhisthira Maharaja, mientras viajaba por su vasto reino, vio a un hombre dispuesto a matar a una vaca. El rey arrestó de inmediato al carnicero y lo castigó en forma severa. ¿No debe acaso un rey o gobernante, proteger la vida de los pobres animales que son incapaces de defenderse por sí solos? ¿Es eso humanidad? ¿Acaso los animales de un país no son ciudadanos del mismo? Entonces, ¿Por qué se permite la matanza de ellos en mataderos organizados? ¿Son esos los signos de igualdad, fraternidad y no violencia?

Por consiguiente, en contraste con la avanzada y civilizada forma moderna de gobierno, una autocracia como la de Maharaja Yudhisthira es muy superior a una mal llamada democracia, en la que se mata a los animales y se permite que un hombre que es menos que un animal, le dé su voto a otro hombre igual a él. Somos criaturas de esta naturaleza material, y en el Bhagavad gita se dice que el Señor es el Padre que aporta la simiente, mientras que esta naturaleza es la madre de todos los seres en sus diversas formas. Así pues, la madre naturaleza posee suficiente alimento tanto para los animales como para los hombres, por la gracia del Padre Todopoderoso, Sri Krisna. El ser humano es el hermano mayor de los demás seres vivientes. Él está dotado de una inteligencia más poderosa que la de los otros, para poder comprender a plenitud el curso de la naturaleza y las indicaciones del Padre Supremo. La civilización humana debe depender de la producción de la naturaleza, sin intentar un desarrollo económico artificial, en el cual el mundo se convierte en un caos de codicia y poder ilusorio, tras el mezquino fin de obtener lujos y placer de los sentidos. Ello no es más que la vida de perros y cerdos.

TEXTO QUINTO

Refugiarse bajo la protección del Señor Supremo es el secreto del éxito. Sin Su sanción, nada es posible. El desarrollo económico basado en nuestros propios esfuerzos, herramientas y maquinaria, no lo es todo. Debe existir la sanción del Señor Supremo, pues de lo contrario, y pese a todo el desarrollo tecnológico, todo será un fracaso. La causa última del éxito es Dvaita, el Supremo. Reyes tales como Yudhisthira Maharaja sabían perfectamente que el rey es el agente del Señor que se encarga de velar por el bienestar de las masas. De hecho, el Estado le pertenece al Señor Supremo. Los ríos, los océanos, los bosques, las colinas, las hierbas, etc., no son creaciones del hombre, todo ello es creación del Señor, y al ser viviente se le permite hacer uso de estos productos, para servir Su creador. El lema de hoy en día es que todo es para el pueblo, y en consecuencia el gobierno es del pueblo y para el pueblo. Pero para crear una nueva humanidad basada en su perfección y en la conciencia de Dios, tal como es la ideología del comunismo espiritual, el mundo tendrá que retomar los pasos de reyes tales como Yudhisthira y Pariksit Maharaja. Por voluntad del Señor hay suficientes bienes, y podemos hacer buen uso de ellos para vivir en forma confortable, sin que exista enemistad entre los hombres, ni entre él y el animal, ni con la naturaleza. El control del Señor se halla por doquier, y si Él está complacido, cada parte de la naturaleza también lo estará. El río fluirá profusamente para fertilizar la tierra; los océanos suministrarán suficientes cantidades de minerales, perlas y joyas; el bosque proveerá de suficiente madera, hierbas medicinales, vegetales; y los cambios de estación ayudarán de modo eficaz a producir frutas y flores en grandes cantidades. El modo de vida artificial, que depende de fábricas y herramientas, brinda tan sólo una supuesta felicidad a un número limitado de personas, a costa de millones de otras que son explotadas. Debido a que la energía de las masas se ocupa en la producción fabril, la producción natural está siendo coartada, y el hombre, debido a ello, se siente infeliz. Como no se las educa debidamente, las masas se guían por intereses creados y explotan las reservas naturales, dando curso a una intensa competencia entre un individuo y otro, y entre una nación y otra. Haciendo aquí una comparación, debemos examinar los defectos de la civilización moderna, y seguir los pasos de Maharaja Yudhisthira para purificar al hombre y acabar con los anacronismos.

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