CAPITULO XVII
Castigo y Concesión del Rey a Kali
Suta Goswami dijo: Al llegar a ese lugar, Maharaj Pariksit vio A un toro y a una vaca carentes de protección, Que un sudra de baja clase, vestido como rey, Golpeaba con su maza, sin haber porqué.
El toro era blanco como un loto inmaculado, Y estaba aterrado porque lo golpeaban, En una sola pata permanecía parado, Al tiempo que temblaba y se orinaba.
Aunque la vaca es buena porque provee Para la ejecución de los sacrificios, Se la veía con lágrimas y endeble, Golpeada por ese sudra sin principios.
El rey Pariksit le habló con voz de trueno: ¿Quién eres? Pareces fuerte y aun te atreves A matar a los indefensos en mi suelo, Vistes como rey, mas por tu actuar, no lo eres.
Tú, bribón, aquí osas golpear a estos inocentes, Sabiendo que Krsna y Arjuna, ya no están presentes, Ya que a estos huérfanos les causas este daño, La muerte será el castigo por tu pecado.
Entonces el rey le dijo a Dharma: ¿Eres un toro cual loto blanco o algún semidiós? Ahora has perdido tres patas y andas solo en una, Por vez primera en mi dinastía lloran, mas hasta hoy, La negligencia real no causó lágrima alguna.
No te alarme más este sudra, ¡oh, hijo de Surabhi! Y ¡oh, madre vaca!, mientras yo gobierne en esta tierra, No deben llorar ni sufrir por la violencia de nadie, Soy yo quien debe subyugar la envidia, no teman.
¡Oh, casta!, la buena fama, vida y renacimiento, Se arruinan para el rey si están ustedes aterrados, Por ello, a este malvado, que causa injusto sufrimiento, Debo condenarle a muerte, ya sin más preámbulo.
¿Quién te hizo esto, ¡oh, toro!, que mancha mi dinastía? Quien sea que cause dolor a un ser indefenso, Deberá temerme a mí, aunque sea un amigo de Indra, Pues uno protege al débil curvando al deshonesto.
El primer deber de un rey, es cuidar a justos y a leales, Y castigar a aquellos que no siguen la escritura, Que se desvían de ella en tiempos normales, Cuando no les oprime emergencia alguna.
La personalidad de la religión dijo: Tus palabras son propias de un verdadero sucesor de la dinastía de los Pándava, El Señor mismo les sirvió como mensajero, Estando atraído por sus hazañas.
Encontramos difícil definir al culpable, Por la variada opinión de muchos filósofos, Unos dicen que el propio yo es el responsable, El poder sobrehumano o los actos, dicen otros.
Otros dicen que la causa de la miseria, No se averigua mediante la argumentación, Que ni las palabras la describen siquiera, ¡Oh, sabio entre los reyes!, saca tu conclusión.
El rey dijo: ¡Oh, toro!, tú conoces la verdad de la religión, Pues dices que el destino asignado a un pecador, Es el mismo que recibe quien se ensaña en culparlo, Tú eres el mismo dharma en esta forma encarnado.
En la era de Satya tenías tus cuatro patas: —La austeridad, limpieza, veracidad y piedad— Pero veo que ahora tres de ellas te faltan, Debido a la lujuria, droga y vanidad.
Hoy solo sobre una de ellas te paras, Y ésta es la de la veracidad, Mas por Kali está siendo amenazada, Ya que con él florece la falsedad.
La Personalidad de Dios y Sus devotos, Disminuyeron la carga de la tierra, Quien ahora lamenta con lágrimas en sus ojos, Por esos gobernantes que abusarán de ella.
Y así ese rey que podía enfrentar a mil enemigos, Apaciguó a la religión y a madre Bhumi, Y luego sacó su espada de temible filo, Para matar a quien los torturaba impune.
Mas, Kali de inmediato se postró a sus pies, Dejando a un lado la ropa que vestía, Pariksit, siendo bueno, sintió pena por él, Y le sonrió al dolido, en forma compasiva.
El rey dijo: Hemos heredado la fama de Arjuna, Y por rendirte así, nada temas, empero, Porque eres adicto a las acciones impuras, No podrás permanecer en mi reino.
Si a la personalidad de Kali, o sea, a la irreligión, Se le permite actuar como cabeza ejecutiva, Habrán desgracias, robos, vanidad, traición, Codicia, engaño, imprudencia y riña.
Por lo tanto, ¡oh, amigo de la irreligión! No mereces permanecer en ese lugar Donde se busca complacer al Señor, Siguiendo los principios de la Verdad.
Sri Suta Goswami dijo: Cuando el rey le ordenó de esta manera, La encarnación de Kali tembló de temor, Y al verle en esa actitud tan severa, Como si estuviese ante Yama, así habló.
Dijo Kali: ¡Oh, rey!, en cualquier lugar al que me mandes, Estaré yo bajo la custodia de tu Gandiva, Por ello, ¡oh, guardián del dharma eterno!, dame, Un sitio en tu reino donde se me reciba.
Suta Goswami dijo: Solicitado así, en los lugares Donde hay prostitución, juegos de azar, Alcohol y matanza de animales, El rey le autorizó para estar.
Kali pidió entonces otro sitio más, Y donde hubiese oro se le permitió, Porque ahí habrá lujuria, envidia, falsedad, Enemistad, riña e intoxicación.
Por ello los reyes, los religiosos y líderes, Los sannyasis y brahmanas nunca deben A estos cinco alguna vez servirles, Ni permitir que algún día imperen.
Después el rey se preocupó de recuperar Las patas perdidas de la religión en pena, —La limpieza, misericordia y la austeridad— Y pudo mejorar la condición de la tierra.